domingo, 3 de diciembre de 2006

Conócete a Tí Mismo

Tiempo de lectura del artículo completo: 5 min 50 seg
Desde los albores de la civilización, la humanidad se ha entregado a la eterna búsqueda del conocimiento de sí misma. Este anhelo de saber empieza con preguntas que son comunes a todos los seres humanos, como: ¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Hay una fuerza que unifica a todo el universo? ¿Existen leyes superiores y uniformes que ordenan y dirigen las cosas, o tal vez éstas ocurren al azar?

Con toda seguridad, usted se ha formulado estas mismas preguntas al mirar retrospectivamente su pasado o cuando contempla su futuro. Es muy probable que primero haya intentado encontrar las respuestas en alguien más, o en algo fuera de usted, pero las respuestas siempre han estado -y siempre estarán- dentro de usted mismo. Como dijo Platón una vez, "buscar conocimiento y aprender no es -de hecho- sino recordar". Por lo tanto, es inevitable que en algún punto de su evolución usted tenga que emprender un viaje dentro de su propio ser.

El hecho de que usted esté leyendo estas líneas, revela que muy dentro de su ser ha sentido el apremio de mejorar las condiciones presentes de su vida. Con esto ha dado el primer paso en el viaje hacia su ser interno.

Conócete a ti mismo: he aquí una profunda exhortación que nos han hecho místicos y filósofos desde los más remotos tiempos. Pero, ¿en qué consiste este propio conocimiento?, ¿se trata de conocer nuestro carácter?

Para el místico, es algo más hondo, es -ante todo- conocer ese ser interno que llevamos en nosotros, el ser divino, su esencia misma. Es buscar la causa de la existencia, la relación entre lo finito y lo infinito, entre lo interno y lo externo. Conociendo ese ser interno, tendremos el conocimiento de nuestra relación con Dios.
Es más importante conocerse a sí mismo, que tener conocimientos, puesto que conociendo el verdadero Ser, es como asomarse al interior de las cosas y contemplar el plan cósmico.

Con este conocimiento tendremos la comprensión de las leyes de causa y efecto, y de la relación de sus resultados o manifestaciones. A medida que avancemos en este conocimiento y nos demos cuenta que somos un segmento indivisible del gran todo, sabremos apreciar que esa armoniosas fuerzas de la unidad que mantiene con lo divino, irradia a través de la persona y nos ayuda a desarrollar la intuición, medio por el cual podremos escuchar esa voz interna que nos enseña a corregir nuestra manera de pensar y nos indica la manera sabia de vivir.

El ser interno, se manifiesta gradualmente en la personalidad del alma, a medida que ésta se va desarrollando hacia un plano más elevado de conciencia, por medio de las experiencias del ser externo. El hombre entonces, conoce su verdadero Ser -su ser interno- lo acepta como su guía y pone todo su empeño en recibir sus mensajes.
Las debilidades humanas disminuirán a medida que dejemos que la energía divina fluya hacia el ser externo, para perfeccionarlo en todas sus manifestaciones, y así gozar del feliz resultado de la armonía entre el verdadero Yo y el ser externo.

La sinceridad de nuestro esfuerzo en la búsqueda de ideales elevados, nos permitirá llegar a la integración con la divinidad.

"Todo en la vida es sufrimiento", dijo el gran místico Buda. Se refería a los desafíos que constantemente plantea la vida para vencer los obstáculos que impiden crear una mejor vida familiar, desarrollar una carrera exitosa, satisfacer las necesidades materiales, conservar la salud e incluso enfrentarse con serenidad a la muerte. Esta lucha eterna no debe causar desaliento, ya que superando los desafíos de la vida es como el hombre evoluciona.
La clave para enfrentar con éxito esos desafíos, es aprender a encontrar las soluciones dentro de uno mismo. Cuando se aprenden las técnicas adecuadas, se cuenta con inspiración y energía, y hasta se encuentran soluciones específicas para todos los retos de la vida.

Casi desde el momento cuando nacemos empezamos a reprimir nuestro ser interno, a fin de poder adaptarnos al mundo exterior y sobrevivir en él. La sociedad -considerada como un todo- está adaptada para este fin. Nuestra familia y nuestros conocidos intentan enseñarnos una conducta socialmente aceptable.

Nuestro sistema educativo nos enseña lenguaje, matemáticas, ciencias y técnicas, así como las reglas sociales que necesitamos seguir para satisfacer nuestras necesidades materiales. Cuando somos adultos, formamos parte de una sociedad donde los negocios y el gobierno tienden al materialismo y a mantener el "statu quo". Una generación de esta índole produce otra igual, y así continúa el ciclo en el que sólo se enfoca el mundo exterior.

No debe usted desanimarse a causa de que fuerzas externas impidan a tanta gente ponerse en contacto con su ser interno. En lugar de eso, le instamos a que considere la posibilidad de acelerar su evolución interna. En su esfuerzo por lograr ese fin, cualquier talento que usted posea se perfeccionará y destacará, y no pasará mucho tiempo sin que usted encuentre la manera de utilizarlo en su propio beneficio y en el de la humanidad. De esta manera, ¡usted se convierte en una esperanza para el futuro!

Quienes recorren el sendero místico aprenden a ver los diversos aspectos de la conciencia, no como capas separadas a través de las cuales uno debe cavar, sino como una misma corriente que fluye a niveles cada vez más profundos. Comprendemos que desde el nivel objetivo con sus cinco sentidos físicos, hasta el nivel subjetivo que abarca lo mental, lo psíquico y lo espiritual, todos son UNO SOLO. Cada uno de ellos merece el mismo respeto, ya que todos son reflejos del Alma-Personalidad.

En definitiva, la meta del viaje hacia el ser interno es alcanzar la Conciencia Cósmica. Después de sentir primero un deseo profundo de saber, y haber emprendido luego el largo viaje para buscar la inteligencia divina, es entonces que usted puede encontrarla, manifestándola por medio de su propio esfuerzo. Esta experiencia es intuitiva.

Todos hemos tenido alguna impresión intuitiva: es un discernimiento profundo que de súbito cruza por la consciencia. Es muy rara la persona que puede provocarla a voluntad para resolver sus problemas cotidianos u obtener conocimiento.
Usted se dará cuenta de lo erróneo que es confiar ciegamente en los sentidos objetivos. Aprenderá –al igual que un pianista cuando hace constantes ejercicios a cinco dedos o un nadador aprende a bracear– a escuchar, reconocer y obedecer la guía de esa "suave vocecita interna". Lentamente, las facultades intuitivas van despertando de su estado de letargo hasta llegar a un estado activo de poder y confianza. Esta magnífica síntesis produce, en diferentes grados y de acuerdo con el desarrollo personal, un sentido de grandeza cósmica.

1 Comments:

Blogger sandziro said...

Me cayó justo en un buen momento tu escrito,¿podría publicarlo en mi blog?obviamente poniendo tu fuente como referencia.

2:47 a. m.  

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